Porque lo que hoy somos, es el resultado del camino que hemos recorrido, nosotras mismas y quienes nos antecedieron.
Conocer nuestro pasado, las experiencias que nos marcaron, aquellas que quizás nos superaron en su momento y decidimos olvidar. Es vital para poder sanar, mirar de frente esas heridas desde la adulta que somos, pararnos firmes, responsabilizarnos de nuestras experiencias y liberar las cargas.
Eso nos permitirá identificar y dejar de repetir patrones para comenzar a atraer aquello que deseamos y para lo que estamos aquí.
El hoy es lo único real. Es el regalo más bonito que nos hace la vida para poder transformarnos en nuestra mejor versión.
Habiendo sanado el pasado podremos abrazar el ser humano que somos hoy.
¿Quién soy? ¿Cuáles son mis fortalezas y cuales mis debilidades? ¿Qué cosas llenan mi alma y me hacen vibrar de emoción? ¿Qué creencias limitantes aún cargo y obstaculizan mi completo florecer?
Conociéndome, queriéndome, y valorándome, podré dar lo mejor de mi y exprimir cada segundo de vida al máximo dejando mi huella en el mundo. Agradeciendo las vivencias que me regala el día a día, las personas que me rodean y los nuevos aprendizajes que la vida coloca frente a mi.
Luego de sanar mi pasado, y reconocerme en el ser maravilloso que soy HOY me visualizo hacia el futuro.
Esto es fundamental para no caminar a ciegas, sin destino ni dirección.
El tiempo es el bien más preciado que poseemos. No lo podemos comprar y tampoco podemos recuperarlo una vez que se fue. Por eso apremia el hecho de utilizarlo conscientemente para que rinda.
Debo tener claro lo que hace vibrar a mi ser, hacia dónde quiero ir, es vital para poder dar los pasos uno a uno hasta llegar a mi objetivo, a mi sueño cumplido. Focalizando así mi energía para hacer de mi vida mi mejor obra de arte.
Enviame un Whatsapp